¿Como Saber Si Dios Me Esta Llamando A Las Misiones?

Un claro sentido de haber sido llamado es fundamental, dado que la vida y la tarea misioneras no son fáciles, y el mejor elemento para contrarrestar la tentación de volver atrás, es la convicción al 100%. Tomar ésto a la ligera, puede llevarnos a un rotundo fracaso y a pérdidas irreparables, aunque por otro lado, cualquier sacrificio de tomar tiempo para oír «Su Voz» vale la pena. No hay mejor lugar para estar, que el centro de la voluntad de Dios.

Aunque unas pocas personas han sido llamadas audiblemente a las misiones, no es el caso generalizado, ni siquiera mayoritario. Un tercer requisito para ser hijos de Dios que no muchos cristianos toman seriamente, pero es fundamental en este asunto de misiones, es el mencionado en Romanos 8:14 «Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, estos son hijos de Dios».

Es importante que todo cristiano aprenda a discernir lo que viene de Dios, y lo que no. Elías no se dejó perturbar por «un grande y poderoso viento que rompía los montes, y quebraba las peñas», ni por el terremoto, ni por el fuego, pero cuando sintió el silbido apacible y delicado, sabía que Dios estaba ahí.

El mejor ejemplo para aprender a escuchar a Dios es el idioma de los bebés, que solo las madres conocen a través de un largo período de tiempo estando a su lado. Ni el padre ni demás familiares entienden los balbuceos de los bebés, solo la madre. Así cada cristiano debe entender el llamado específico de Dios, porque todos hemos sido llamados, el problema consiste saber en qué dirección.

Los discípulos en el camino a Emaús sintieron un ardor en el corazón, que es otra buena señal, algo irresistible que le impele a uno. Esa convicción viene del estudio de la Biblia, la oración, de escuchar mensajes y estudiar materiales misioneros, como conferencias, revistas, libros, biografías, y contactos personales con misioneros experimentados. A través de todo ésto podemos conocer las necesidades, y eso servirá para ir ahondando y enfocando nuestra convicción de llamado, que se hace más fuerte cuando descubrimos cómo Dios nos ha equipado para satisfacer esas necesidades. Lágrimas pueden surgir de tal fuego.

Otro aspecto es la confirmación. Al seguir adelante en este caminar, tenemos esa inconfundible paz que sólo puede venir de Dios, y eso hace que la convicción se establezca más seriamente. Las puertas abiertas y el sentirse en la escuela de Dios, son señales del llamado.

Dios no llama capacitados, sino capacita a los llamados. Otros creyentes cercanos, especialmente nuestros líderes, podrán confirmarlo. En caso de tratarse de un matrimonio, es vital que la pareja se mueva en unidad en la misma dirección. Nuestra relación con alguna agencia misionera puede servir en el aspecto del llamado.

Al ser llamados, ante la aparente inmensidad de la tarea a ejecutar, la incapacidad personal reconocida, y el altísimo costo involucrado, varios personajes bíblicos como Moisés y Gedeón pidieron confirmación, y Dios tuvo la paciencia para dárselas, porque Él entiende nuestro temor a dar pasos equívocos, o nuestra tendencia a dejarnos llevar por nuestro engañoso corazón. Es pues normal ver a Dios obrando una serie de «pequeños milagros», para darnos su guía, conforme nosotros vamos dando pasos concretos hacia nuestra meta en el campo misionero. Las circunstancias se alinearán de manera inusual y reveladora en lo que solo podemos llamar «Diosidencias», y eso es una fuente de seguridad, de confort.

Un viaje de corto plazo puede resultar en un deseo urgente e irresistible de regresar, o un claro sentido de no pertenencia.
No debemos dejar que nada se interponga para no atender el llamado. En algunas ocasiones se interpone el miedo a cosas muy diversas, pero una de las frases frecuentes cuando Dios llama es «no temas». Confesar nuestro miedo es de gran ayuda para liberarnos de él, especialmente cuando hemos sido llamados. No ser libres de él puede ser una señal contraria.

Finalmente, confía y descansa en Él y en sus promesas. Él te dice en Salmos 32:8
«Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; Sobre ti fijaré mis ojos».

Una vez confirmado: camina hacia la meta sin desviarte y sin detenerte:

Preparándote
Involucrándote
Determinando los siguientes pasos

Por Ing. Moisés López