Devocional Semana 5
«El poder del Señor estaba con ellos, y gran número creyó y se convirtió al Señor» Hch. 11:21
Cada cristiano es llamado a participar y a ejercer el sacerdocio universal de los creyentes. La misión tiene lugar por doquier. Impulsados por la fe, los cristianos cruzan la frontera entre los que creen y los que no creen, y del otro lado de esa frontera dan testimonio de su fe. Dado que Dios es un Dios misionero el pueblo de Dios es un pueblo misionero. El Espíritu ha sido derramado sobre todo el pueblo de Dios, no sólo sobre unas personas seleccionadas.
Jürgen Moltmann en su tesis sobre la teología del futuro dice: «Se dirigirá no únicamente hacia el servicio divino en la Iglesia, sino también hacia el servicio divino en la vida cotidiana del mundo». Este servicio se ofrece en la forma de la vida común y corriente de la comunidad cristiana «en tiendas, aldeas, granjas, ciudades, aulas, hogares, oficinas legales, consultorios, en la política, el gobierno y la recreación» [3]
Hay miles de millones de personas que no conocen al Señor. La iglesia debe asumir plenamente y sin tardanza su responsabilidad en la evangelización mundial.
Preguntas para la reflexión
¿Qué implica ejercer el sacerdocio universal de los creyentes? ¿Es la misión sólo para algunos o para todos?