La Puerta del Infierno

“Ustedes son la luz del mundo y la sal de la tierra”, dijo Jesucristo. Con esto en mente enfrentamos un nuevo reto: Rodear India en oración. Visitamos misioneros que han dado su vida por esta nación y Centros Dalit que han transformado la vida de miles de niños. En una nación de millones de dioses y actos de persecución contra cristianos a diario, Dios está transformando vidas. Él se ha provisto de hombres y mujeres que tienen un solo deseo—establecer Su reino en las naciones.

Cada uno de estos locos por Cristo tienen dos cualidades esenciales… han muerto y son luz. No hablo de que han dejado de respirar, sino que han muerto a sus deseos. Un misionero en India, con lágrimas en sus ojos, me habló de los sueños que había tenido antes de que Dios lo marcara con una carga por las almas. Miles de ellos lo han dejado todo, se han alejado de su nación y han aceptado el reto.

Ellos representan a Su Maestro en India. En medio de odio, tristeza, pobreza e idolatría, ellos han levantado una bandera, la bandera de Jesús. Son luz, sal y portadores de Su Gloria.

Yo me considero muy macho, del norte de México… mis vecinos son los Tigres del Norte. Como chile y canto mariachi. Soy macho, listo para enfrentar cualquier situación, o eso pensé.

En Calcuta existe un templo a la diosa Kali. Es la diosa más sanguinaria del hinduismo, en su cuello porta un collar de cabezas humanas, victimas de su odio. Por miles de años, los hindúes han derramado sangre ante esta diosa. En los 1800’s la ofrecían humanos, hoy en día le sacrifican chivos negros.

Al entrar yo al templo, después de orar por mucho tiempo, observé un cuadrilátero donde se llevan a cabo los sacrificios. Un hombre llega con el chivo y lo entrega a los sacerdotes, ellos a su vez lo amarran a una piedra y le cortan la cabeza. La sangre sale a chorros manchando el piso. Entonces los sacerdotes toman la cabeza del chivo y llenan todo el cuerpo del devoto con sangre. El devoto pide bendición de Kali y se retira cubierto de sangre, pensando que tendrá bendición y protección. Los peregrinos de alrededor cantan y danzan, y los sacrificios continúan.

Es una puerta del infierno. Estando allí mi cuerpo sudaba y mi corazón clamaba por misericordia: ¿Dios donde estas? Veía sólo oscuridad y nada de luz. “Señor, ¿donde estas?” era mi clamor. Dios me habló: “ahí estoy dentro de ti, tú eres mi representante en este lugar”.

Pero, cuando nosotros nos vayamos, ¿quién va a representar al Maestro? ¿Quién será luz en las tinieblas? ¿Habrá alguien que se levante para eliminar las tinieblas? ¿Quién?¿Cuándo?

En la misma cuadra, a unos metros de esta puerta del infierno está el hospital de la Madre Teresa. Ahí ofrecen ayuda a los desahuciados y sin esperanza. Esta mujer murió a sus deseos y vivió para Su Rey, para levantar Su Reino en India. Encendió una luz a un metro del infierno…una luz que permanecerá por siempre.

¿Y tú, has muerto?

Jesús dijo: “Toma tu cruz y sígueme”.

No será fácil, pero Él prometió estar con nosotros todos los días hasta el fin del mundo. Amén.

Esteban Grasman: el director de “India Por Herencia”.
stephengrasman@hotmail.com